
La enemistad entre Isabel I de Inglaterra y Felipe II de España ha sido objeto de estudio y debate durante siglos. Los motivos de esta enemistad son complejos y están relacionados con cuestiones políticas, religiosas y económicas. En este trabajo, analizaremos los factores que llevaron al enfrentamiento entre estas dos poderosas figuras de la historia europea y cómo esta enemistad afectó las relaciones entre Inglaterra y España en el siglo XVI.
Contexto histórico
Isabel I de Inglaterra y Felipe II de España fueron dos de las figuras más importantes del siglo XVI. Isabel I llegó al trono inglés en 1558, después de la muerte de su hermana María I, conocida como «la Sanguinaria». Durante su reinado, Isabel I restauró el protestantismo en Inglaterra y estableció una política exterior agresiva que buscaba la expansión de la influencia inglesa en Europa. Felipe II, por su parte, fue coronado rey de España en 1556, después de la abdicación de su padre, Carlos V. Durante su reinado, Felipe II luchó por mantener el catolicismo como la religión oficial de España y expandir el Imperio español en América y Asia.
La enemistad entre Isabel I y Felipe II se desarrolló en un contexto de rivalidad entre Inglaterra y España por el control del comercio marítimo y el dominio geopolítico en Europa. España, en ese momento, era la potencia hegemónica en Europa y en el mundo, con un vasto imperio que se extendía desde América hasta Asia. Inglaterra, por su parte, estaba emergiendo como una potencia naval y comercial, que buscaba expandir su influencia en el continente europeo y en el mundo.
Motivos de la enemistad
La enemistad entre Isabel I y Felipe II tuvo múltiples causas, entre las que destacan las siguientes:
1. La religión: Isabel I restableció el protestantismo en Inglaterra y se convirtió en la líder de la Reforma inglesa, lo que la colocó en oposición a la política religiosa de Felipe II, que luchaba por mantener el catolicismo como la religión oficial de España y de los territorios bajo su dominio. Esta diferencia religiosa se convirtió en una de las principales razones de la enemistad entre ambos monarcas.
2. El comercio: España tenía un monopolio sobre el comercio con América y Asia, lo que permitía a Felipe II acumular grandes riquezas y convertirse en la potencia económica más poderosa de Europa. Inglaterra, por su parte, estaba emergiendo como una potencia naval y comercial y buscaba expandir su comercio en el Atlántico y en el Pacífico. Esta rivalidad comercial llevó a enfrentamientos entre las flotas inglesa y española en el Caribe y en las costas americanas.
3. La política exterior: Isabel I estableció una política exterior agresiva que buscaba la expansión de la influencia inglesa en Europa y la creación de alianzas con otros países. Esta política exterior chocaba con los intereses de Felipe II, que intentaba mantener su hegemonía en Europa y evitar que Inglaterra se convirtiera en una potencia rival. Además, Isabel I apoyó a los rebeldes protestantes en los Países Bajos, que estaban luchando contra el dominio español, lo que enfureció a Felipe II y llevó a la intervención española en el conflicto.
4. La diplomacia: Isabel I y Felipe II mantuvieron una correspondencia diplomática durante muchos años, pero estas relaciones se deterioraron por la falta de confianza mutua y las diferencias políticas y religiosas. La muerte de María I, la hermana de Isabel I, en 1558, llevó a Felipe II a considerar a Inglaterra como un territorio rebelde y no reconocer la legitimidad del gobierno de Isabel I. Por su parte, Isabel I desconfiaba de las intenciones de Felipe II y consideraba que España era una amenaza para la seguridad de Inglaterra.
Consecuencias de la enemistad
La enemistad entre Isabel I y Felipe II tuvo importantes consecuencias para la política y la historia europea del siglo XVI:
1. Guerra anglo-española: La rivalidad entre Inglaterra y España se intensificó en 1588, cuando Felipe II intentó invadir Inglaterra con la Armada Invencible. La flota española fue derrotada por la armada inglesa, lo que supuso una victoria decisiva para Inglaterra y el comienzo de una nueva era de la historia naval europea.
2. Lucha por el control de los territorios: La enemistad entre Isabel I y Felipe II llevó a una lucha por el control de los territorios en América y Asia. España intentó mantener su monopolio sobre el comercio y la explotación de los recursos en América y Asia, mientras que Inglaterra intentó expandir su comercio y su influencia en estos territorios.
3. La creación de alianzas políticas: La enemistad entre Isabel I y Felipe II llevó a la creación de alianzas políticas entre Inglaterra y otros países, como Francia y los Países Bajos, que estaban luchando contra el dominio español en Europa. Estas alianzas fueron importantes para la creación de una nueva estructura política y diplomática en Europa.
4. La religión: La enemistad entre Isabel I y Felipe II tuvo importantes consecuencias religiosas. Inglaterra se convirtió en un bastión del protestantismo en Europa y se separó definitivamente de la Iglesia Católica, lo que llevó a la creación de la Iglesia Anglicana. España, por su parte, mantuvo su política religiosa y se convirtió en una de las principales potencias católicas de Europa.
Conclusión
La enemistad entre Isabel I y Felipe II fue un factor importante en la historia europea del siglo XVI. Esta enemistad estuvo motivada por diferencias políticas, religiosas y económicas, y tuvo importantes consecuencias para la política y la historia europea. La rivalidad entre Inglaterra y España se intensificó con la guerra anglo-española y la lucha por el control de los territorios en América y Asia. Además, la enemistad entre estos dos monarcas llevó a la creación de alianzas políticas y tuvo importantes consecuencias religiosas, como la creación de la Iglesia Anglicana y el fortalecimiento del catolicismo en España. En definitiva, la enemistad entre Isabel I y Felipe II fue un factor clave en la configuración del mapa político y religioso de Europa en el siglo XVI y dejó un legado duradero en la historia europea.