
La secta ultraortodoxa de Lev Tahor, también conocida como El Corazón Puro, es un grupo religioso extremista fundado en la década de 1980 por Shlomo Helbrans, un rabino a quien se le atribuyen acciones y enseñanzas extremistas.
El Lev Tahor se considera a sí mismo como una rama radical del judaísmo ultraortodoxo, y ha sido objeto de controversia debido a sus prácticas y creencias extremas, que incluyen el aislamiento del mundo secular y la promoción de un estilo de vida muy estricto y austero.
Las mujeres en la secta deben cubrir todo su cuerpo con prendas de vestir oscuras, incluyendo su cabello, y deben cumplir con una serie de reglas y restricciones, como no maquillarse ni cortar su cabello. Los hombres también deben seguir una estricta observancia de la ley judía, según lo determinado por el líder de la secta.
De acuerdo con testimonios y denuncias de ex miembros, el Lev Tahor practica el abuso físico y emocional, la prohibición de recibir atención médica y educación secular, y matrimonios forzados. Además, algunos informes sugieren que la secta ha estado involucrada en la trata de personas y otros delitos graves.
En el año 2013, más de 200 miembros de Lev Tahor fueron acusados de abuso infantil en Canadá, donde la secta estaba asentada en ese momento. Las autoridades canadienses intentaron tomar medidas legales para proteger a los niños y desmantelar la secta, pero enfrentaron varios desafíos legales y logísticos. Muchos miembros de la secta huyeron a Guatemala y luego a México, donde han establecido una nueva comunidad.
En México, la secta enfrentó problemas legales y de seguridad cuando las autoridades mexicanas intentaron rescatar a niños que se creía estaban en peligro. La secta ha negado todas las acusaciones en su contra y ha afirmado ser víctima de persecución religiosa.
A pesar de las acusaciones y controversias que rodean a la secta ultraortodoxa de Lev Tahor, la secta todavía tiene seguidores y continúa practicando sus creencias y rituales extremos. La atención de los medios y las acciones legales han generado un debate sobre los límites de la libertad religiosa y la protección de los derechos humanos en casos que involucran a grupos religiosos extremistas como Lev Tahor.