Margarete Ilse Kock: la enfermera de la muerte

Margarete Ilse Kock (Wikimedia commons)

Margarete Ilse Kock fue una enfermera alemana y miembro del personal del campo de concentración y exterminio de Ravensbrück durante la Segunda Guerra Mundial. Es conocida por sus crímenes atroces perpetrados contra prisioneros y por participar activamente en el programa de eutanasia del Tercer Reich.

Kock nació el 23 de septiembre de 1902 en Düsseldorf, Alemania. Ingresó al Partido Nazi en 1932 y se unió a las SS femeninas en 1937. En 1938, se convirtió en directora de la Casa de Enfermeras en Ravensbrück, que pasó a ser uno de los campos de concentración y exterminio más grandes y mortales del régimen nazi.

Durante su tiempo en Ravensbrück, Kock llevó a cabo numerosos experimentos médicos y asesinatos sistemáticos en prisioneros, especialmente en mujeres judías. Fue responsable de realizar esterilizaciones forzadas, inyecciones letales y otras formas de maltrato extremo. Además, participó en la selección de prisioneros para enviarlos a las cámaras de gas y crematorios.

Los experimentos médicos de Kock incluían prácticas como la esterilización mediante rayos X o la extracción quirúrgica de ovarios sin anestesia. También inyectaba venenos en los corazones de las prisioneras para estudiar el efecto en el sistema circulatorio.

Después de la guerra, Kock fue arrestada en 1945 y llevada a juicio junto con otros miembros del personal de Ravensbrück en el denominado Juicio de las Enfermeras en 1947. Fue acusada de crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y pertenencia a una organización criminal. Durante el juicio, se presentaron testimonios de sobrevivientes que relataron las atrocidades cometidas por Kock.

El 3 de febrero de 1948, Margarete Ilse Kock fue condenada a muerte por la horca. Fue ejecutada el 2 de febrero de 1949 en la prisión de Hamelin, Alemania.

El caso de Margarete Ilse Kock es un recordatorio trágico y sombrío de los crímenes cometidos durante el régimen nazi y de la brutalidad inhumana que se llevó a cabo en los campos de concentración. Su participación activa en la implementación del programa de eutanasia y sus experimentos médicos inhumanos la convierten en un símbolo del mal y la barbarie de esa época oscura de la historia.

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